El poder de lo pequeño: La innovación social son microinnovaciones

La innovación social se asocia con grandes ideas y proyectos revolucionarios, pero el trabajo del emprendedor social y del innovador a menudo es mucho menos glamuroso, aunque más transformador. 

Y es que lo que cambia de verdad las cosas son la multitud de micro innovaciones que debemos ingeniar para lograr que todo funcione.

Cuando empecé a emprender me sumergí en un mundo de problemas cotidianos y enrevesados que debía resolver. Mis días consistían en salir del paso de todo tipo de situaciones humanas, técnicas, jurídicas, económicas y logísticas. Constantemente tenía la sensación de que estos problemas me estaban impidiendo hacer lo que yo realmente debía hacer. Imaginaba que mi trabajo debía ser otro más parecido a lo que enseñaban en las escuelas de management a las que había asistido.

¿Cuál es el el verdadero trabajo de un emprendedor y un innovador social?

Ahora me doy cuenta de que el verdadero trabajo de un emprendedor y un innovador social es estar cada día en el barro de esos micro problemas que requieren nuevas soluciones para iterar en todo sin perder la vista del propósito.

Y es que sin esas pequeñas innovaciones no habría surgido la mayor innovación de todas: la organización social a la que dedico mis días y que está cambiando la vida de centenares de personas y sus comunidades. 

La microinnovación que lo cambió todo

Nunca olvidaré la micro innovación más loca de nuestros inicios. En nuestra organización nos habíamos propuesto crear orquestas en espacios de alta complejidad socioeconómica como vehículo de empoderamiento para la infancia, sus familias y comunidades. Por tanto, lo primero que necesitábamos era crear una orquesta. 

No teníamos fondos suficientes y tomé la decisión de dedicar todo a contratar a los profesores que acompañarían a los chavales en su proceso. ¿Y qué pasó con los instrumentos? Decidimos proponer a los chavales que, como actividad con sus familias y sus profesores, construyesen un instrumento de cartón.

Efectivamente, los violines y contrabajos de cartón no suenan. En su momento esta idea loca, este salir del paso, me parecía algo zafio. Sin duda esa solución era indigna de los sueños tan elevados por los que estaba trabajando. Pero no tenía opción. 

Ahora entiendo que, en realidad, fue una importante innovación. 

  • Los instrumentos de cartón nos permitieron empezar de manera más ágil y económica y reducir las barreras que nos impedían trabajar con las personas a las que servimos.
  • A los chavales les permitió conocer el instrumento, aprender las primeras posiciones, y algo más importante todavía: encariñarse con un instrumento que habían creado con sus propias manos. 

Pedagógicamente resultó tremendamente enriquecedor. Tanto, que seguimos haciendo orquestas de cartón hoy en día, aunque ya tenemos un nutrido banco de instrumentos. 

Años después, cuando pude empezar a levantar la cabeza por encima de la marea de los problemas cotidianos, que ya empezaban a estar más o menos controlados, descubrí que existía algo llamado “innovación social” y que había foros para “emprendedores sociales”.

Eran lugares muy glamurosos, con lemas llamativos y personas carismáticas. Tardé tiempo en pensar que también yo era una emprendedora social y una innovadora social. Y es que la innovación social es, sencillamente, dar soluciones nuevas a los problemas sociales, da igual si tienen o no glamour.

Me pregunto por qué tendemos a querer pensar que la innovación social va a ser siempre algo grande, futurista, disruptivo. Esta necesidad de recubrir de atractivo la realidad termina por alejarnos de ella.

El trabajo junto con las personas y  las comunidades siempre será más pequeño, más delicado, más imperfecto. Y a la vez es un trabajo real, profundo, permanente y transformador. 

5 aprendizajes como emprendedora social

De esta experiencia aprendí cinco cosas que pueden ayudar a cualquier innovador o emprendedor social:

  • Abraza la realidad del día a día: reconoce que el verdadero trabajo de un emprendedor social implica resolver problemas cotidianos y enrevesados. Acepta que esto es parte del proceso transformador y que es donde se gestan las verdaderas innovaciones.
  • Valora las micro innovaciones: reconoce el valor de las pequeñas soluciones que surgen para resolver problemas específicos. Estas innovaciones pueden ser la base para cambios más grandes y significativos en la organización y la comunidad a la que sirves.
  • Sé ágil y creativo ante la adversidad: ante la falta de recursos, busca soluciones ingeniosas y creativas. No temas probar ideas «locas» o «indignas» si pueden ayudar a superar barreras y avanzar en tu misión.
  • Reconoce tu identidad como emprendedor o innovador social: no te dejes atrapar por la imagen glamurosa que a menudo se asocia con la innovación social. Reconoce y abraza tu papel como alguien que busca soluciones nuevas para problemas sociales, independientemente de su reconocimiento.
  • Cultiva la humildad y la conexión con las personas y las comunidades: mantén los pies en la tierra y entiende que el trabajo junto a las personas y las comunidades es fundamentalmente pequeño, delicado e imperfecto, pero también es genuino, profundo y transformador.

Foto de Laika Notebooks en Unsplash

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